En una entrevista concedida al diario vasco Deia.com Alejandro cuenta como han sido estos tres primeros meses lejos del pelotón. Continua siendo el mismo tanto en su vida deportiva como en la familiar. Sin duda, ahora podrá disfrutar de sus hijos en este tiempo y podrá estar al lado de su mujer, Natalia:
"Valverde, ¿una foto?", le preguntan en el barullo de la recepción del hostal Venta Magullo, se cruzan los invitados de una boda con los participantes en la Marcha Pedro Delgado en la que participa el murciano como prometió a través del Facebook durante el Tour, una exquisitez de organización, una travesía deliciosa por las alturas de la Sierra de Madrid. Y Alejandro Valverde, las piernas pardas y finísimas, una pinta estupenda, dice, claro, que sí a unos, que cómo no a otros, que encantado a un par de chicas, que venga, dispara, a un par de amigos, y cuando acaba, un desfile larguísimo, la sonrisa imborrable, alguna broma, dice: "Esto, el cariño de la gente, es lo más reconfortante, lo que me sigue recordando que soy quien soy". Valverde, sancionado por la UCI hasta 2012 por su supuesta implicación en la Operación Puerto, lleva desde mayo sin correr. Y sin ganar. Un mundo nuevo.
¿Se adapta?
Lo llevo bien, de veras. Ya han pasado tres meses y si te digo la verdad, casi no me he dado ni cuenta. Es una vida distinta porque lo de ahora es diferente a lo que hacía antes, pero me arreglo. Claro, me gustaría más estar corriendo, pero las cosas son así y estoy contento. Me ha ayudado mucho el hecho de que lleve tres meses sin correr pero que hayan pasado ya nueve meses de sanción, ya que tiene vigencia desde enero. Son seis meses de castigo cumplido habiendo corrido, que es en realidad lo que me llena.
Está fino, como para correr. ¿Se cuida como si lo fuese a hacer mañana?
Sí, sí, sigo haciendo lo mismo. Entreno con los mismos compañeros de toda la vida. No sé cómo estaré porque no lo puedo comprobar corriendo, que es donde verdaderamente se mide, pero en los entrenamientos me siento bien.
¿Puede Valverde, tan competitivo, tan ganador, vivir sin correr?
Sí que puedo, mírame. Está claro que uno se tiene que adaptar a lo que le venga encima si quiere sobrevivir. Además, no es cuestión de querer hacer algo y hacerlo, sino de poder. Me explico: yo quiero correr, pero no puedo. Es tan sencillo que no hay que darle vueltas. Al final, consiste en ser práctico y no perder el tiempo pensando en lo que no me dejan hacer, sino en lo que puedo hacer.
Cambia el chip y ya está, así de sencillo.
No, para nada. No es sencillo y lleva su tiempo. En mi caso han sido tantos años de persecución que llegó un momento en el que me iba a la cama pensando en lo que podría ocurrir al día siguiente. Siempre estaba con la misma pregunta en la cabeza: "¿Qué pasará mañana?". Iba pasando el tiempo, los días, los meses, y nada… Pero era tanta la persecución que yo me hice a la idea de que me iban a sancionar sí o sí, como dijo una vez Pedro (Delgado), que todo era una cuestión de tiempo. Así es complicado vivir.
Por lo que dice, parece que la sanción le llegó como una liberación.
Y claro que lo ha sido. Se acabó, ya no me siento perseguido. Me he liberado.
Pero el precio es altísimo: no le dejan correr hasta 2012 y le han quitado los que, posiblemente, sean los mejores años de la vida de un ciclista.
Eso sí que es cierto y soy consciente de ello. Aún con la presión de la persecución, ni siquiera este año me había estancado. Los seis meses que he corrido esta temporada, desde enero, en Australia, hasta mayo, en todas las vueltas he estado en el podio. Mi última carrera la gané y era líder del Pro Tour. La gente dice que había dejado de ser el que era, que ya no ganaba tanto, pero, como en la Vuelta del año pasado, no es que uno pierda la chispa o el instinto ganador, sino que busca otro tipo de objetivos. Yo estaba dejando de lado la lucha por las etapas para intentar ganar vueltas. Era un cambio de mentalidad. ¿Madurez? Igual.
¿A qué dedica el tiempo un ciclista al que no le dejan correr?
Mmmm… Primero, a saber qué hacer fuera de la bicicleta. Toda mi vida, desde los 9 años, ha sido correr, correr y correr. Nunca había hecho otra cosa. No había disfrutado de la playa, ni de un viaje tranquilo con mi familia… Ahora es distinto. He descubierto que hay otra vida. Hace cinco años compré una casita en la costa, en Alicante, y en todo ese tiempo había dormido allí dos veces. Ahora mismo llevo mes y medio de vacaciones con la familia en ese sitio, entrenando, por supuesto, y no sé si tengo muchas ganas de volver a casa.
Se le ve encantado con esta vida.
Y tanto (ríe).
A ver si ahora le van a dejar volver y va a ser usted el que no quiere.
No, no es para tanto. Tengo muchas ganas de volver a correr, pero cuando digo que estoy descubriendo otro tipo de vida y que me gusta, lo que realmente estoy pensando es que no hay mal que por bien no venga. Dentro de lo malo que me ha sucedido he encontrado un equilibrio, algo sobre lo que apoyarme y no venirme abajo.
Dice que sigue entrenando como si fuese a correr mañana, pero no lo hará hasta dentro de año y pico. ¿Qué le motiva a hacerlo?
¿La motivación? Volver a correr, aunque sea a largo plazo. Pero no sólo es eso. ¿Qué motiva a un cicloturista que no corre carreras a andar en bicicleta? El placer de hacerlo, ¿verdad? En mi caso es igual. Pienso en que algún día volveré a competir, pero salgo a andar en bici porque me gusta, porque disfruto con ello. Nada más. Para mí el ciclismo nunca ha sido un trabajo en el sentido de obligación.
¿No le mueve la rabia por la situación que ha vivido?
No. Durante toda mi vida preparar objetivos, carreras, ha sido la motivación para cuidarme y ahora por lo único que lo hago es porque me gusta. ¿Que no es lo mismo porque tener un objetivo concreto te da una motivación extra? No lo niego, pero la motivación la tengo.
No corre desde mayo y, aparte de ganar, ¿qué es lo que más echa de menos?
Los compañeros, el ambiente. En el equipo hemos pasado muy buenos ratos. Pero es una cosa por la otra, antes pasaba mucho tiempo fuera de casa y ahora aprovecho para estar con mi familia.
¿Y a usted le echan de menos en el equipo, en el pelotón?
Del equipo me llama bastante gente, no sólo corredores, sino auxiliares, mecánicos… Ese apoyo es importante para pasar esto como sea y volver.
Usted siempre ha sido una persona alegre y despreocupada. ¿Ha cambiado?
¡Qué va! Soy igual. Hay quien puede pensar que estoy triste porque no corro, pero de verdad que esto para mí ha sido una liberación. Me he quitado un peso de encima. Mi único pensamiento es volver y hacerlo bien, como lo he estado haciendo, con el mismo objetivo de ganar carreras, cuantas más mejor, y con el respaldo del equipo, más ahora que ha llegado Movistar (el patrocinador que sustituirá a Caisse d"Epargne en el equipo de Eusebio Unzue).
¿Piensa mucho en el día en el que pueda volver a correr?
No me obsesiono con eso. Sé cuál es el día en el que se acaba la sanción, pero quizás vuelva antes (en el caso de que prospere su recurso ante el tribunal suizo). Pero de veras que no le doy muchas vueltas. Está situación me ha enseñado a saber qué hacer fuera de la bicicleta, pero también a apreciar los momentos, las pequeñas cosas de la vida. Ahora sé que si tienes un problema gordo y no dejas de pensar en él, corres el riesgo de hundirte.
¿Antes usted no pensaba así?
No es eso. No hay un nuevo Alejandro Valverde. Yo ya era así antes, lo que pasa es que no lo sabía y lo he descubierto ahora.
Dice usted que la gente le ha apoyado, pero habrá también quien le haya decepcionado.
La gente ha estado donde yo pensaba que estaría. Sabía quién iba a apoyarme y los demás, sinceramente, no me interesan.
A su vuelta ¿teme el rechazo del mundo del ciclismo o los precedentes de Basso o Vinokourov, por ejemplo, que han sido aclamados como lo eran antes de su sanción, le tranquilizan?
Mi caso no tiene nada que ver con los de Basso y Vinokourov, pero no temo ningún rechazo. Todo lo contrario. En todo el tiempo que ha durado la persecución hacia mi persona he tenido el respaldo de quienes me importan. Para la UCI, por ejemplo, hacía mucho tiempo que no existía porque ellos sabían que iba a durar poco como corredor.
Y pese a ello usted seguía ganando. Cuando ganó la Klasika Primavera en 2009, le preguntaron cómo era capaz de mantener el nivel pese al acoso al que estaba siendo sometido. Usted respondió que era difícil centrarse si le seguían recordando el asunto a cada minuto y que, por favor, le hablaran de la carrera. ¿Se sentía muy presionado?
Sí, claro, pero es que yo lo único que quería entonces era seguir corriendo, como ahora.
Fuente: Deia.com