Por razones que todos ya conocemos, Alejandro Valverde no ha podido disputar la Vuelta 2010 y presumiblemente tampoco lo hará en la edición de 2011. Para conmemorar los 75 años de Vuelta a España la organización decidió cambiar el color de la prenda que identifica al líder de la carrera.
Así, La Vuelta se vio obligada a contar con la baja más importante (al margen de Contador y Samuel Sánchez) en su plantel de este año: la del último ganador. Alejandro se convirtió en el último corredor en llevar el elegante maillot dorado que ha representado a esta competición en el período que abarca desde el año 99 (donde el primer líder fue Igor González de Galdeano) al 2009.
Ese 2009 fue la fecha de caducidad de este bonito maillot que reemplazó al amarillo para tratar de diferenciar al jersey con el del Tour de Francia. No gustó a muchos, pero no por la idea de cambiar, sino por el color elegido. Aseguraban que a lo lejos bien podría seguir pareciendose al amarillo de la ronda gala. Antes, los colores utilizadados habían sido el naranja, el blanco o el propio rojo de forma esporádica alternandolo en el tiempo con el amarillo.
De esta manera, los directores de carrera en estos últimos años ya tenían en mente una nueva variación y se optó por el rojo, argumentando que es un color que identifica a la afición española a la perfección. No tardaron en surgir las primeras desavenencias entre los aficionados una vez más. En esta ocasión creen que el rojo es un color poco llamativo dentro de un pelotón en el que muchos equipos lo portan en su vestimenta. Para colmo, Javier Guillén y los suyos apostaron por un diseño innovador con la creación de Custo Dalmau para este aniversario y el estampado de manchas guepardo sobre el rojo no agradó en exceso en el mundillo ciclista. Justo antes de la Vuelta se cambió el jersey perdiendo mucho espacio ese polémico estampado y ganando presencia el rojo.
En mi opinión hay que tratar de buscar algo que nos represente como tales, que nos identifique ante el mundo. Sin embargo, discrepo con la organización en un aspecto. Tanto Tour como Giro tienen unos maillots de líder originales y que no tienen nada que ver con los colores de su bandera o con los que históricamente se han identificado sus deportistas, si no tendrían el azul o el blanco posiblemente. El amarillo y el rosa provienen de las páginas de los periódicos impulsores de las respectivas carreras, los archiconocidos L'Equipe y La Gazzeta dello Sport. La Vuelta no aplicó esta fórmula a pesar de contar con el apoyo de El Correo en sus inicios. De este modo, su prenda nunca se ha consolidado. Es decir, no por ser el color que utilizamos habitualmente tiene que ser el más efectivo.
A mi parecer el dorado era un color muy llamativo y elegante que debió permanecer en el jersey de La Vuelta. Justo cuando ya todos estabamos habituados a nombrarlo en el argot ciclista y las nuevas generaciones habíamos crecido viendo a nuestros ídolos con él nos lo cambian por el rojo. El brillante dorado que lucía el primer clasificado hasta la pasada campaña representaba a España en su totalidad. La imagen que tienen los extranjeros de nuestro país y lo que vienen buscando los turistas es nuestro Sol, la luz que no encuentran en sus lugares. Hasta en los días de lluvia o niebla (o como podría haber ocurrido en la noche de Sevilla) el maillot dorado lucía en todo su esplendor. Al fin y al cabo es España y con lo que ya todos nos identificabamos.
Pero además el dorado es un color muy similar al gualda que posee nuestra bandera (y de hecho he visto más de una bandera con el dorado entre sus bandas rojas en los balcones durante este Mundial de fútbol y nadie se ha quejado) si nos ponemos quisquillosos con aquello de que el rojo es más nuestro.
Valverde fue el último jersey oro de La Vuelta a España
Dejando a un lado este asunto, a Alejandro Valverde se le ha privado de ser el primer líder de La Vuelta con La Roja (como la pretenden llamar los organizadores aprovechando el tirón de la selección). Recordemos que Alejandro fue el último corredor en vestir el jersey oro al proclamarse ganador de la edición de 2009.
Pero quizá más doloroso para nuestro campeón es el no poder pasear el nuevo maillot rojo en su propia tierra ya que en tres de sus veintiún etapas La Vuelta pasa por Murcia y, sin ir más lejos, en la jornada de hoy los corredores han circulado por Las Lumbreras de Monteagudo, localidad de Alejandro. Las primeras etapas de este año eran bastante propicias para él y con su punta de velocidad y las bonificaciones en juego el liderato podría haber sido más que posible a estas alturas.
El ciclista español ya había mencionado antes de la sanción que este recorrido le gustaba y que tendría la oportunidad de pasar al lado de su casa, algo que le hacía especial ilusión y de lo que le han apartado. En estos momentos se encuentra condenado a no poder participar en ninguna competición hasta 2012 como mínimo. Paradójimente el murciano este año está pudiendo disfrutar de su tierra mas que nunca para estar con su familia aunque, eso sí, sin dejar de entrenar para volver en plenitud de condiciones.
Y es que Valverde ya mostró su madurez el año pasado ganando la Volta a Cataluña, o repitiendo en la Vuelta a Burgos y en la Dauphine Libéré. Este mismo año se había impuesto en el Tour de Romandía y casi en la Vuelta al País Vasco. Pero sin duda el triunfo que lo hizo inmortal para toda la vida y culminó su perfil ciclista fue la adquisición de La Vuelta a España en su palmarés.
En los prolegómenos de la prueba sólo había un favorito, como ocurría en aquel 2006 en el que perdió La Vuelta ante Vinokourov en Andalucía y, para más delito, en mi amada tierra, Granada. Este año no se podía escapar. Alejandro estaba motivado y concentradísimo, era diferente, a pesar de tener a la UCI y el CONI detrás de la oreja en todo momento recordándole que tarde o temprano caería en sus fauces. De hecho, tan fijado tenía el objetivo de la victoria final que no ganó ninguna etapa, algo que sí había hecho en los años 03, 04, 06 y 08, es decir, en todas sus participaciones excepto en su debut en 2002. En ninguna de esas ocasiones ganó la carrera y como consecuencia reflexionó sobre ello.
El inicio en los Países Bajos fue espectacular por la gran cantidad de aficionados que se acercaron al paso del pelotón. Sin embargo, en la presentación de la contienda, justo al aparecer Alejandro con su Pinarello en el escenario junto a su equipo la lluvia hizo acto de presencia. Mala señal, a pesar de que es raro el día en el que las inclemencias meteorológicas no se dan en toda esa zona de Europa.
La lluvia dio un respiro a Valverde en el prólogo ya que desapareció cuando empezaron a salir los favoritos. El murciano no se desenvuelve bien con frío y lluvia, como ya ha demostrado en varias ocasiones, como sí con las condiciones que ofrece su comunidad natal. Sin embargo, en muchas de sus victorias estos factores han sido protagonistas como en Romandía, La Klásika de Primavera, una etapa de La Vuelta, etc.
Un día nublado apareció al llegar a Bélgica, en Lieja, lugar donde Alejandro es todo un ídolo por sus dos victorias y sus otros dos podios en la clásica decana Lieja-Bastoña-Lieja, la prueba más antigua del ciclismo. Una caída multitudinaria envolvió al murciano como a muchos otros favoritos, pero sin consecuencia alguna. La Vuelta se puede perder en cualquier momento, hasta en el más insignificante. Primer aviso.
En la contrarreloj de Valencia de nuevo lluvia. No fue ni la mejor ni la peor crono de Alejandro ya que perdió tiempo con algunos favoritos y ganó sobre otros. En el alto de Aitana la niebla dio paso al ataque de Gesink que recortaba tiempo a Valverde en la general. Arriba se colocaría líder Cadel Evans, un especialista contra el crono. El asunto no iba mal pero tampoco genial.
Pero apareció el Xorret de Catí (subida que se repetirá en esta edición) donde Alejandro puso un ritmo machacón en la durísima ascensión que acabó por descolgar a algunos rivales como Samuel Sánchez y, gracias a las bonificaciones, se colocó líder como ya hiciera en 2006 en La Cobertoria. Las cosas se ponían favorables. Pero lo más positivo sería la eliminación por el título de Cadel Evans (quien a la postre resultaría tercero en el podio) consecuencia de un pinchazo en la ascensión a Sierra Nevada justo después de subir el Alto de Monachil. Exactamente la misma carretera que le alejó de la Vuelta 06 le acercaba irremediablemente hacia su primer entorchado. La bella Granada le devolvía así a Alejandro lo que le había quitado en aquel descenso. Esta vez no se descendió, sino que se ascendió. No llevó a Alejandro al infierno como en aquella edición. Lo alzó al cielo, al lugar más alto de la península ibérica.
No todo sería todo tan fácil ya que sus rivales se lo pusieron muy difícil tanto en esa ascensión a Las Sabinas como en Velefique el día anterior y, sobre todo, en La Pandera. Seis años atrás este puerto le encumbró como el nuevo ídolo español al adelantar en el último kilómetro de manera inverosimil a Roberto Heras y Félix Cárdenas que ya preparaban el sprint hacia la victoria. Sorprendió a todos aquel día soleado. Pero en 2009 no fue tan soleado, Valverde se volvió a encontrar en el camino lluvia, mucha lluvia. Sin embargo, aprovechó la subida jiennense para volver a sorprendernos gratamente. Cuando todo parecía controlado, Alejandro empezó a mostrar síntomas de debilidad quedando atrasado en las rampas más duras cuando el agua caía con más fuerza tratando de frenar su ímpetu. No lo logró aunque a todos nos retornaran viejos fantasmas y expresiones del tipo "no vale para carreras de tres semanas" o "siempre tiene un día malo en el que pierde todo". Y eso que sus rivales se lanzaron al ataque como locos al mínimo signo de sufrimiento del español sabedores de los problemas de Alejandro con la meteorología. Pero él sacó a relucir su clase y se rehizo superando uno a uno a todos sus contrincantes y dejándolos boquiabiertos. Nadie consiguió batir al auténtico líder de la carrera ni en su "día malo".
De un plumazo destrozó todos los estigmas que le acompañaron durante mucho tiempo como corredor que no era apto para grandes vueltas. Repitió la ascensión de 2006, de menos a más para obtener el objetivo, en aquel año la etapa y en 2009 algo más ambicioso: mantener definitivamente el maillot dorado. Sólo quedaba la Sierra madrileña que no resultó decisiva a pesar de que, una vez más, la lluvia se hiciera protagonista.
Un soleado día en Toledo hacía presagiar lo mejor para el público español confirmando la victoria absoluta de Alejandro Valverde y el segundo puesto en el podio de Samuel Sánchez tras la contrarreloj final. El domingo día 20 de septiembre de 2009 fue un día muy especial, el último paseo de un líder por Madrid con el brillante jersey oro. Quién mejor para portarlo que uno de los ciclistas con más categoría de la historia.
Álvaro Ortiz Cantero