Apenas dos semanas para el Tour. ¿Está nervioso, tiene dudas?
-Después de la victoria en la Dauphiné estoy más tranquilo y con menos presión.
-Después de ganar la prueba francesa llega a Francia como favorito. Ese cartel suele incomodar a los deportistas, pero a usted se le ve cómodo como protagonista.
-Ya llevo muchos años en los que llego como favorito a casi todas las competiciones, aunque sé que a veces no estoy en condiciones de ganar, pero te dan favorito y te acostumbras.
-¿Y no le genera angustia esta situación de tener que ganar siempre?
-Es bastante presión, sí, y mucha responsabilidad. Yo voy a poner todo lo que tengo, y así no se me puede pedir más.
-Da la imagen de tener una gran seguridad en sí mismo, de ir un poco sobrado. ¿Es una cuestión de carácter, de saberse de una condición física superior, o de simple confianza en sí mismo?
-Yo soy así, incluso estando menos fuerte doy esa sensación, y a lo mejor por dentro no las tengo todas conmigo. Eso, de cara a los rivales, también es importante.
-Todos nos hemos caído con usted dos veces en el Tour, aunque nos dimos el gustazo de ganar una etapa a Lance Armstrong, cuando el todopoderoso rey del Tour le felicitó admirado: ¿qué recuerda de ese día?
-Ese día me enganchó aún más al Tour. Por culpa de la caída en la que me rompí la clavícula, al año siguiente no pude estar delante, y el año pasado estuve bien, pero luego me salió una mala crono, aunque después volví a levantar cabeza. Hice sexto, me vi con opciones y aprendí mucho. Y este año veo que llego con opciones, claro.
-¿Ha dedicado mucho tiempo a mejorar en la contrarreloj?
-Sí, he entrenado no más que el año pasado, prácticamente igual, pero tengo un año más de experiencia, de sufrimiento y de todo. Y, quieras o no, eso también te ayuda a mejorar. Y este año no habrá en el Tour un gran especialista en la contrarreloj que pueda sacar mucha diferencia.
-Pereiro y Contador son los últimos ganadores del Tour. Son dos ciclistas en teoría inferiores a usted que ya han conseguido la prueba francesa. Todos los expertos coinciden en que a usted le tocaba primero. ¿Eso le motiva aún más, le crea ansiedad?
-No, para nada, yo estoy muy contento de que hayan ganado dos corredores españoles. Pereiro es compañero mío, y que ganara el Tour el año que yo me rompí la clavícula fue para mí una gran alegría. Contador también se veía con condiciones de ganar el Tour, y este año lo ha confirmado ganando el Giro. Para mí no es una situación incómoda. No he ganado aún el Tour pero sí otras carreras que también son importantes. Todavía quedan años para ganarlo.
-¿Se ve como ganador del Tour?
-Sí, me veo en condiciones de poder ganarlo.
-Su palmarés es ya muy importante, pero en un país donde aún no se valoran las clásicas, hasta que no gane un Tour, el Giro o la Vuelta no se le dará el máximo reconocimiento. ¿Le parece justo?
-En España no existe la cultura de las clásicas. En Bélgica, por ejemplo, ganar una clásica es como ganar el Tour. Es muy diferente. Yo sé que en España ya hay ga nas de que gane una gran carrera por etapas. Yo también las tengo. He estado bien clasificado en la Vuelta, en el Tour he hecho sexto, del Giro no puedo decir nada porque no he ido, y sí, la verdad es que ya es hora de que gane una de las grandes.
Políticamente correcto
Alejandro Valverde maneja ya el discurso de los deportistas-estrella: trata de ser políticamente correcto y recurre con frecuencia a las frases hechas. Antes callado que metido en un lío. Encaja cada pregunta con la mejor de las sonrisas, incluso las que se refieren al delicado episodio de las acusaciones de dopaje, pero termina llevando sus contestaciones a una declaración estándar. Se nota la mano de sus representantes.
-¿Qué siente cuando les acusan de doparse, cuando la UCI les condena preventivamente y apenas les dejan salidas para defenderse?
-Sí es verdad que ha habido unos años en los que el ciclismo no estaba en su mejor momento. Creo que volver a hablar de lo mismo sería seguir dándole bombo, así que creo que es mejor pasar y ni comentarlo.
-La UCI le acosó y sólo al final dio su brazo a torcer para que pudiera correr el Mundial de Stuttgart. ¿Vivió entonces sus momentos más duros como ciclista?
-Nunca perdí la ilusión ni las ganas, pero la concentración no es la misma que cuando no hay ningún problema. Este año estoy entrenando con mucha tranquilidad y ahí están los resultados. El año pasado también conseguí buenos resultados, pero no se rinde igual con tanta presión.
-Pero a usted se le vio siempre muy tranquilo...
-Es que yo estaba tranquilo porque sabía que no había nada, pero a veces me sentía impotente al ver que era inocente y no podía hacer nada para demostrarlo. Pero todo ha salido bien y he podido centrarme en los entrenamientos gracias a la familia y también a Antonio y Paco -sus representantes-, que me han dado toda la tranquilidad.
-Ahora es padre. ¿Se ve la vida de la misma manera?
-Claro, siempre piensas en la familia, pero ahora, al tener dos niños, mucho más. Cuando estás en carrera siempre arriesgas, pero ahora un poco menos. Antes me metía en todos los sprints, pero ahora no me meto, tengo un poco más de miedo y respeto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario