lunes, 22 de marzo de 2010

El ciclista mejor pagado... y el más humilde


Da igual que en las fiestas del barrio murciano de San Basilio le nombren vecino del año, como le ocurrió en 2006 o que supere al mismísimo Lance Armstrong en los metros finales de una de las etapas de alta montaña del Tour, como hizo en 2005. Alejandro Valverde exteriorizó prácticamente igual los dos logros. Esbozó en ambos casos una media sonrisa de agradecimiento, dijo unas pocas palabras y en cuento pudo dio un paso atrás para dejar que los focos alumbraran a otros protagonistas. A Valverde no le gusta hacer demasiado ruido. Prefiere pasar desapercibido cuando no está subido a una bicicleta. Unos dicen que le puede la inseguridad, pero los que le conocen bien aseguran que se trata de un hombre humilde, algo tímido, introvertido y algo despistado. En su día fue capaz de olvidar una cita con el presidente Ramón Luis Valcárcel. La experiencia de tantos años en primera línea de la noticia por ser uno de los grandes del ciclismo mundial podría haber acabado con ese freno que le impide a veces mostrar una imagen más cercana. Sin embargo, ha ocurrido lo contrario. Satisfacciones ha tenido, y muchas, pero los palos que le han caído por su presunta implicación en la 'Operación Puerto', en la que se desarticuló una red de dopaje, han acabado por endurecer aún más ese caparazón en el que se esconde. Motivos para ser un prepotente tiene de sobra, pero no ejerce. Sigue fiel a sus raíces y a su entorno. Durante años ha sido el ciclista mejor pagado. Gana al año 1,8 millones de euros entre su contrato con el Caisse D' Epargne y la publicidad, pero sigue viviendo muy cerca de la casa en la que nació. «Para qué voy a cambiar. No sería lógico ni conveniente cambiar de lugar para vivir. Prefiero estar cerca de mis raíces», ha dicho siempre. Y es que allí es donde se siente seguro y protegido, con su familia, entrenando con sus amigos de toda la vida y disfrutando de sus hijos. «Es muy de estar en su casa», dicen en su entorno.

Educado en una familia humilde, Alejandro Valverde, pese a sus sustanciosos ingresos no disfruta de lujos excesivos. Tan campechano se muestra que en una entrevista publicada en La Verdad el pasado mes de octubre dijo con toda naturalidad que para una cena recomienda un burger porque la comida está muy buena. Si uno se lo cruza andando por la calle puede pasar perfectamente desapercibido. Otra cosa es si ese encuentro se produce en coche. Si uno está parado en un semáforo esperando que se ponga en verde y el coche que hay al lado es un Ferrari, un Porche o un Aston Martin puede que el conductor sea Alejandro Valverde. Los coches son su gran pasión y no se corta.

Alejandro Valverde Belmonte cumplirá 30 años el próximo 25 de abril. Nació en la pedanía de Las Lumbreras. Es hijo de Juan y María y es el tercero de tres hermanos (Juan Francisco, José Antonio y Alejandro). Es padre de tres hijos. Unos mellizos de su primer matrimonio y un tercero con su actual pareja. La familia Valverde, como queda claro en la página web del corredor, ha siempre sido una familia de ciclistas ya que su padre corrió como aficionado. En esta misma página se lee que Alejandro comenzó a dar pedales con 9 años, en el club ciclista Puente Tocinos. El niño Alejandro Valverde aprendió a montar en bicicleta al lado de su padre, camionero de profesión. Tan unido estaba a su progenitor, y tan orgulloso estaba de él, que siempre ha dicho que su futuro habría sido el de conducir un camión, «como mi padre», de no haber triunfado en el deporte. Pero triunfó. Empezó subiendo y bajando en bici por la cuesta de su casa y con el paso de los años ha logrado que Las Lumbreras viva volcada con el ciclismo, como también lo está Murcia y España.

Valverde ganó el año pasado la Vuelta a España, su primera gran carrera por etapas. En una de las muchas entrevistas que hizo se le preguntó por sus deseos de cara a la actual temporada. No lo dudó: «Estar bien y ganar el Tour». En la París-Niza demostró que está en buenas condiciones físicas. Fue segundo detrás de Alberto Contador. Lo de ganar la mejor carrera del mundo, o al menos la más prestigiosa, es otra historia. Podría hacerlo si la puede correr, pero obstáculos los va a tener todos. La respuesta la tienen los que mandan en el ciclismo mundial, que están empeñados en cerrarle la puerta.

Fuente: LaVerdad.es

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En primer lugar dar ánimos a Alejandro Valverde, para seguir entrenando con el sacrificio y la concentración que requiere el ciclismo de primer nivel.

Como no es duro ya el deporte del ciclismo en si¡, creo que le ayuda muy poco que los "altos mandatarios", pongan su "grano de arena" en el lugar de la balanza equivocado.

Recalcar que al ciclismo (quien mas quien menos lo sabemos o pensamos), le hace falta potenciarlo a nivel espectáculo, a nivel Hombre-Maquina, frente a Hombre-Maquina, volver a hablar de competitividad en las carreras... de lo que de verdad es la esencia del deporte, SUPERACION-EXPERIENCIA-VALOR-FUERZA.

Por tanto, indicar como he escrito al principio, dar ánimos a Alejandro Valverde para que sea esta la línea a seguir desde su atalaya de profesional (que lo es), y a los que nos gusta el ciclismo, que nuestro "grano de arena" este en el lado de la balanza correcto, por que creo humildemente que el ciclismo (el bueno, el de "disfrutar con la bicicleta") lo hacemos todos, no solo los "altos mandatarios".

Alvaro Ortiz Cantero dijo...

Bien dicho. Más allá de todo eso existen una serie de valores que aporta este maravilloso deporte y que están por encima. Para los que dudan de este ciclista solo es cuestión de mostrarles su palmarés desde sus inicios, repleto de importantes victorias, ya desde cadete.

Saludos a todos!