martes, 23 de agosto de 2011

Lastras regala una victoria al ciclismo


A veces la vida es justa con las personas que persiguen sus propios sueños. El de Pablo Lastras no era otro que llegar a ser feliz haciendo lo que más le gusta: montar en bicicleta. Y aunque a muchos les parezca un hito alcanzable sin mayor dificultad al madrileño le costó años llegar a conseguirlo. El comienzo de su carrera profesional no fue nada afortunado. Por diversas razones Pablo no encontraba el ritmo adecuado de competición y todo se vio complicado cuando hicieron acto de presencia también las caídas.

Sin embargo, aún estarían por llegar sus días buenos. Lastras siempre ha estado presente en la estructura de Eusebio Unzué y José Miguel Echavarri, y los directores del Banesto (el actual Movistar Team) siempre vieron en él un corredor fiable, a pesar de sus continuos problemas iniciales. Lo que no podría imaginar Pablo es que la vida todavía le iba a deparar otra desgracia: su madre padecía cáncer.

Lejos de verse hundido por este revés, el de San Martín de Valdeiglesias, abulense de adopción, se creció ante la adversidad y su carrera comenzó a despuntar. En tres años consiguió algo que pocos ciclistas han conseguido: ganar etapa en las tres grandes vueltas. La que consiguió en 2003, y que cerró el ciclo de las tres, fue la más emotiva para él puesto que iba destinada al cielo, para Rosa, su madre. "Ella me enseñó que lo importante es vivir, luchar y sonreír".

Desde entonces se convirtió en uno de los pilares del equipo tanto en Banesto como en Illes Balears y Caisse d'Epargne. Con la llegada del nuevo patrocinador, Movistar, el rendimiento de Pablo no iba a ser menor. De hecho, en esta campaña se sentía con muchas más ganas. A pesar de todo, las victorias no llegaban: segundo en una etapa del Giro, en el campeonato de España, en Ordizia, etc. Pero la experiencia es un grado y Pablo sabía que en algún momento de la campaña obtendría la gloria. "Soy veterano, que no viejo".

El Movistar Team ha tenido un año de debut muy delicado, por múltiples caídas importantes y, sobre todo, por la muerte del recién llegado Xavier Tondo. Con todos los grandes espadas de la plantilla fuera de combate por distintos motivos, el equipo se rehízo poco a poco y ya acumulan 23 victorias y han saboreado las mieles del triunfo en cada una de las grandes vueltas. El peso de la historia de esta escuadra ha podido con las desgracias sufridas.

La última victoria del Movistar ha llegado a cargo de "El Pencas", como es conocido Lastras en el mundo ciclista. En una cabalgada junto a otros tres buenos corredores (entre ellos Sylvain Chavanel) se aventuró en solitario en la cima del Alto de La Santa. Quedaban todavía 10 durísimos kilómetros hacia la meta y solo logró sacar una renta de 27 segundos. Para Alejandro Valverde, conocedor de la zona, era suficiente. No fue fácil, puesto que la durísima jornada de calor enfiló las piernas del ciclista español y los calambres se presentaron cual buitres.

Pero era el día de Pablo, todo el mundo lo presentía. Con tiempo para celebrar la victoria alzó los brazos al cielo para acordarse de Xavi y Walter Weylandt (fallecido en un descenso en el pasado Giro) y, por supuesto, de su madre. Pero también se acordó de su familia y de todos los que le habían ayudado a lo largo de su carrera.

Ya no se trataba sólo del triunfo parcial sino también del hecho de auparse como líder en todas las clasificaciones de la carrera, al menos por un día. Un premio merecido a una trayectoria impecable. Emocionado, subió al podio para celebrar su proeza. Antes había dejado constancia de su compromiso con el ciclismo: "Gracias a toda la prensa por hacer grande este deporte. Creedme, merece la pena".



Para Lastras esto no es más que el fruto de un esfuerzo continuado durante años y no tiene en mente detenerse aún. "Me he planteado la etapa como una clásica. Y lo que pase mañana me da igual. Llevo 27 años montado en la bici y ser el líder de la Vuelta es un magnífico premio aunque no estuviera en mi libro de ruta", decía feliz el flamante nuevo líder de la carrera. "Así corro. Un día salgo como si fuera una clásica de primavera. Y otro, me meto en la 'grupeta' que llega a media hora", aseguraba haciendo gala de su humildad habitual.

Además, no se olvida de su desaparecido compañero: "Tondo nos dará más fuerzas para hacerlo mejor todavía. Son ganas de vivir, el legado que nos ha dejado". Casualidades del destino, la etapa de hoy finaliza en Pradollano (Sierra Nevada), justo en el lugar donde el catalán perdió la vida hace exactamente tres meses.

El maestro tiene motivos para estar contento y agradecer al mundo la oportunidad que le ha dado de disfrutar de lo que más le entusiasma en la vida, salir en bicicleta cada día con alegría.



Álvaro Ortiz Cantero

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