La primera gran dificultad llegará en la octava etapa entre Bourg-en-Bresse y Le Grand-Bornand (unos 200 km) con una jornada en la que se subirá a la Colombière. Los primeros días en la montaña son especialmente duros, señala el corredor muricano, sobre todo porque se producen malas sorpresas, pero espero no ser protagonista de ninguna de ellas.
Pero la etapa de Tignes sí trae de cabeza a Alejandro. "¡Uh! Es muy dura. La subida a Roselend y después la llegada a Tignes, con dos subidas a puertos de 1ª categoría, sera otra etapa a tener en cuenta, evalúa Valverde.
La novena etapa finaliza en Briançon. "Se trata de otra dura jornada, donde se debe prestar más atención en el descenso del Galibier, pero sin olvidar la subida al Col de l'Iseran. Y, claro, tenemos que subir también el Télégraphe", indica entre resoplidos, Alejandro Valverde.
Pero el murciano tiene claro que las diferencias importantes se empezarán a marcar en la crono de 54km de Albi. "He trabajado duro en esta disciplina, pero el Tour es el Tour, y estamos hablando de muchos kilómetros. Tenemos que estar especialmente concentrados en toda la crono y has de saber cómo dosificarte. Para mí es mejor que la crono llegue después de los Alpes.
Después de los Alpes llegarán los Pirineos, donde seguramente se decidirá la carrera. "Parece que serán más duros que los Alpes. No conozco el Puerto de Larrau y seguro que la etapa será increíble".
Para acabar tenemos la crono de la penúltima etapa. Una crono de 55km en la que todos los que nos jugamos el triunfo competiremos en igualdad de oportunidades, señala.
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