Cuando los controladores antidopaje invadieron las casas y la intimidad de los ciclistas, Freire levantó la voz. Protestó por lo que consideraba un maltrato. Casi se quedó solo en esa protesta. Vio la insolidaridad que anida en su deporte. Aprendió. «Ahora paso olímpicamente de todo. Cuando se pudo hacer algo, no se hizo nada. Cada uno miraba por sus intereses. Ahora, como a muchos les ha pillado el toro, quieren hacer grupo y protestar. Y ahora es cuando yo no estoy de acuerdo en muchas cosas. No voy a poner la cara por nadie».
Freire sabe que la ley de este ciclismo es: «Sálvese quien pueda». Ni siquiera cree en esta unión reciente del gremio contra la prohibición del pinganillo: «Parece que los ciclistas se han unido, pero eso se debe a que lo del pinganillo les interesa a los directores y a los equipos. Cuando algo vaya en contra de los directores y los equipos, volverá la desunión entre los ciclistas. Así que seguiré por mi propio camino». Así llegó al ciclismo, así esprinta y así afronta el final de su extraordinaria carrera.
Ahora que las redes sociales e internet tintinean noticias y mensajes a cada minuto en los teléfonos móviles, Freire prefiere no saber. Mejor en su isla. «Es que cada día sale algo nuevo. Cada vez hay más medios para que la gente respete las normas antidopaje y, aun así, hay algunos que van de listos, se arriesgan y hacen daño a este deporte». Lleva demasiado tiempo sobre el asfalto para ser optimista. «Ojalá pudiera decirle a la afición que esto se va a acabar, pero ni yo mismo lo sé. Visto lo que pasa...». Freire es un dorsal del exilio, víctima de la falta de cultura ciclista española. El Mapei italiano, primero, y el Rabobank holandés, ahora, le mostraron ese otro mundo rodante: los adoquines, los muros, los templos flamencos, los sprints de leyenda... España vive para el Tour, y a Freire ni siquiera le gusta la ronda gala. En 2011 no la disputará. Tiene otros asuntos: San Remo, la Amstel Gold Race, el Mundial...
Los españoles han ganado los cinco últimos Tours. En la próxima no estará Valverde y, casi seguro, tampoco Contador. «La afición se desanimará. Pero es que nos habíamos acostumbrado a esos triunfoxs. Parecía fácil ganar el Tour, y no lo es. Bueno, Valverde volverá en 2012 y seguirá siendo el mejor. Con Contador no sé qué pasará. No pinta bien. No lo va a tener fácil para correr».
Fuente: elcorreo.com
Freire sabe que la ley de este ciclismo es: «Sálvese quien pueda». Ni siquiera cree en esta unión reciente del gremio contra la prohibición del pinganillo: «Parece que los ciclistas se han unido, pero eso se debe a que lo del pinganillo les interesa a los directores y a los equipos. Cuando algo vaya en contra de los directores y los equipos, volverá la desunión entre los ciclistas. Así que seguiré por mi propio camino». Así llegó al ciclismo, así esprinta y así afronta el final de su extraordinaria carrera.
Ahora que las redes sociales e internet tintinean noticias y mensajes a cada minuto en los teléfonos móviles, Freire prefiere no saber. Mejor en su isla. «Es que cada día sale algo nuevo. Cada vez hay más medios para que la gente respete las normas antidopaje y, aun así, hay algunos que van de listos, se arriesgan y hacen daño a este deporte». Lleva demasiado tiempo sobre el asfalto para ser optimista. «Ojalá pudiera decirle a la afición que esto se va a acabar, pero ni yo mismo lo sé. Visto lo que pasa...». Freire es un dorsal del exilio, víctima de la falta de cultura ciclista española. El Mapei italiano, primero, y el Rabobank holandés, ahora, le mostraron ese otro mundo rodante: los adoquines, los muros, los templos flamencos, los sprints de leyenda... España vive para el Tour, y a Freire ni siquiera le gusta la ronda gala. En 2011 no la disputará. Tiene otros asuntos: San Remo, la Amstel Gold Race, el Mundial...
Los españoles han ganado los cinco últimos Tours. En la próxima no estará Valverde y, casi seguro, tampoco Contador. «La afición se desanimará. Pero es que nos habíamos acostumbrado a esos triunfoxs. Parecía fácil ganar el Tour, y no lo es. Bueno, Valverde volverá en 2012 y seguirá siendo el mejor. Con Contador no sé qué pasará. No pinta bien. No lo va a tener fácil para correr».
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