lunes, 1 de octubre de 2012

La sobresaliente temporada de la vuelta a la competición de Valverde


Difícil imaginar una mejor forma de regresar al pelotón diferente de la que ha llevado a cabo en 2012 Alejandro Valverde. Comenzar con victoria y un podio final en tu primera carrera en enero (una prueba WorldTour) y finalizar con otro cajón en el Mundial a finales de septiembre está al alcance de muy pocos. Más si cabe sabiendo que el murciano provenía de un parón de más de un año y medio tras la archiconocida sanción del CONI refrendada después por la UCI y el TAS.

Que Alejandro es uno de los ciclistas con más clase del mundo es algo indiscutible. A pesar de tener una temporada cargada de enfermedades, caídas e infortunios (aunque sin padecer lesiones de gravedad) ha triunfado en gran parte de las pruebas en las que ha sido partícipe. En la presentación oficial del Movistar Team, El Bala nos mostró un calendario muy ambicioso de cara a este año. Muchos se sorprendieron al ver que apostaba por iniciar su periplo en Australia para afrontar más tarde objetivos tan importantes como las clásicas de primavera, el Tour, los Juegos Olímpicos, La Vuelta y el Mundial. Desde este espacio ya adelantamos (en esta entrada) que, aún siendo una empresa difícil, Valverde ya había sido capaz de soportar idéntico calendario en 2008.

Alejandro y su entorno acertaron de pleno en la estructuración de la temporada ya que el hecho de haber tenido tantos días de competición no ha sido un lastre para él puesto que le ha servido para alcanzar su máximo nivel tras el largo parón. Sólo unos días necesitó el ciclista español para lograr su primer triunfo tras el retorno en el Tour Down Under. No ganó esta primera cita al quedarse a escasos segundos de Simon Gerrans en la general, otro de los grandes protagonistas de esta campaña.

Tras coger ritmo en la Challenge de Mallorca acudió a la Vuelta a Andalucía sin mucha presión pero se metió rápidamente en carrera al imponerse en la tercera etapa y ponerse líder. A punto estuvo de repetir triunfo en otra pero la general no se le escapó sumando así su primera vuelta por etapas del año. En esta ocasión, Valverde decidió prescindir de la Vuelta a Murcia, la de su tierra y puso rumbo a Francia para colgarse el dorsal en la París-Niza.

Allí llegaría una nueva victoria al batir por centímetros una vez más a Gerrans (como en Las Antípodas) en un final ideal para él. Brilló en otras tres jornadas pero un virus intestinal le privó de pelearle el título a Bradley Wiggins (a la postre también ganador del Tour). Con todo, fue tercero entrando por tercera vez en un podio final en menos de tres meses.

En la Volta a Catalunya un día de locos le apartó de la competición durante un tiempo. Una caída le dejó secuelas musculares en una pierna que le hicieron tomarse un buen descanso. La falta de fondo por esta causa sería determinante a la hora de disputar las clásicas de primavera. Reapareció en Amorebieta para ser segundo en la Klasika por detrás de su compañero Giovanni Visconti pero en la Amstel Gold Race pudimos comprobar que su nivel no era el óptimo. Consiguió llegar con los mejores a pie del último paso por el Cauberg pero no aguantó el ritmo y solo pudo ser 22º. Esa semana también sufrió una gripe que menguó su rendimiento y en la Flecha Valona se repitió el guión. Sin embargo, Alejandro era optimista de cara a su competición fetiche, la Lieja-Bastoña-Lieja, pero una inoportuna montonera justo cuando se decidía la prueba también le dejó sin opciones.

Rompiendo con su habitual preparación, Valverde optó por el Tour de Suiza en sustitución del Critérium du Dauphiné. Allí nos dio señas de ir por el mejor camino estando con los favoritos en la montaña. Fue el factor decisivo en el triunfo de su coequipier Rui Costa trabajando para él como gregario de lujo y, además, finalizó noveno en la clasificación general.

Y por fin el murciano podría tomar la salida de la ronda gala por excelencia, el Tour de Francia (no lo hacía desde 2008 cuando ganó la primera etapa poniéndose de amarillo). Pero una serie de desdichas concatenadas relegaron al ciclista del Movistar y a su escuadra al ostracismo ya en los primeros compases de la carrera. Como siempre, Alejandro no dejó de intentarlo a pesar de perder tiempo cada día en la general, y en la última etapa de montaña, en Peyragudes, consiguió el triunfo más agónico de su carrera. Todo el equipo se fundió en una piña para celebrar este esperado éxito y Balaverde explotó de emoción. Muchos le pedían que no siguiese en el Tour después de perder sus opciones para la clasificación pero él respondió con esta exhibición de rabia y clase.


Sin perder mucho tiempo, el corredor de Las Lumbreras partió hacia Londres con el objetivo de la prueba en línea de los Juegos Olímpicos. Con Freire y Samuel Sánchez ausentes, Valverde se encontraba como líder único en un circuito que no le favorecía mucho. Allí fue protagonista por enésima vez al romper la carrera junto a Luis León Sánchez y, sobre todo, Jonathan Castroviejo. Por contra, no pudo rematar la faena tras un poderoso ataque de Vinokourov y Urán. Acabó en la 17ª posición al no entrar en el sprint por el bronce.


Contra todo pronóstico, Alejandro confirmó su presencia en La Vuelta a España a pesar de la gran carga de competición que arrastraba ya a esas alturas. La ronda española no pudo empezar mejor para  él y su equipo ya que la CRE inicial fue para el Movistar Team colocándose Castroviejo como líder. Unas jornadas después sería el propio Valverde el que se enfundaría el jersey rojo al vencer en el primer final en alto en Arrate. Lo perdió al día siguiente por una polémica caída forzada por un bandazo del Sky dejándose un minuto en la cima de Valdezcaray. Su participación en La Vuelta ya estaba justificada con creces pero su ambición nunca tiene límites. A partir de ese incidente no haría más que ganar puestos en la clasificación. En el Col de la Gallina obtuvo otro sorprendente triunfo remontando a Contador al más puro estilo Balaverde. Pero más allá de la victoria parcial, Alejandro nos mostró una potencia y una seguridad increíbles en la montaña.

El murciano estaba a la altura de los mejores de una carrera que contaba con muchos nombres importantes. Primero se deshizo de Chris Froome (que venía también de correr el Tour) y luego fue muy regular en el resto de la competición olvidándose de la lucha entre Joaquim Rodríguez y Alberto Contador. Pero en la etapa con final en Fuente Dé Alejandro supo aprovechar el movimiento táctico de Contador para hundir a Purito a la tercera posición. El catalán le puso contra las cuerdas en La Bola del Mundo pero él supo defender su segundo puesto en la general acabando incluso mejor que el propio líder en aquella jornada. Por si fuera poco, en el último día le arrebató las clasificaciones de los puntos y la combinada al hacer sexto en meta. Magnífico resultado al llevar a cabo una de sus mejores actuaciones en grandes vueltas.

Otro de los días especiales en 2012 para Valverde era la prueba de ruta del Mundial de Limburgo. Unas 48 horas antes del evento sufrió un corte de digestión en la cena y comenzó un proceso gripal (que unos días después le impediría disputar el Giro de Lombardía). Nada pudo detener al Bala que estuvo muy activo en cuanto la carrera quedó seleccionada. En los últimos kilómetros siempre fue el mejor posicionado de España pero al final no pudo responder a un potente ataque de Philippe Gilbert en el Cauberg. Saltó del grupo junto a Kolobnev y Boasson Hagen pero el arcoiris ya tenía dueño. Sin embargo, Alejandro ganó una preciada medalla de bronce para la selección que sabe a gloria. El nivel de este campeonato fue muy bueno y estar entre los mejores a pesar de los problemas comentados es muy grande. Como dato a reseñar, el premio le fue entregado por el presidente de la UCI Pat McQuaid, uno de los personajes más influyentes en su penalización por dos años. 

A pesar de las altas expectativas jamás se hubiera esperado una campaña tan sensacional conociendo la situación especial de la sanción. Por momentos hemos visto a un Valverde maduro, inteligente y frío, pero también ofensivo y espectacular. Un corredor que es capaz de representar muchas facetas y hacerlo siempre bien. Pero lo más importante es que ya podemos disfrutar de todas ellas en las mejores carreras del mundo. ¡Enhorabuena, Alejandro!

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