El francés David Moncoutié (Cofidis), antiguo cartero que repartía el correo en París en su bicicleta, ganó la etapa reina de la Vuelta, disputada a través de 172,4 kilómetros entre Berja y Sierra Nevada, en la que Valverde reforzó el jersey oro con los ocho segundos de bonificación del tercer puesto.
Moncoutié, veterano de 34 años que siempre ha militado en el Cofidis desde que pasó a profesionales hace doce años, se ganó a pulso la etapa. Se metió en la fuga inicial, pasó en cabeza los cuatro puertos intermedios y coronó en Sierra Nevada en solitario, como lo hizo la pasada campaña en Pla de Beret. Así que logró su segunda etapa en la Vuelta e igualó las dos que tiene en el Tour.
El ciclista francés, que invirtió en el viaje 5h.09.22, llegó 52 segundos por delante de Ezequiel Mosquera (Xacobeo) y 1.16 minutos respecto a Alejandro Valverde, que buscó y encontró la bonificación de 8 segundos y además picó un segundito al italiano Ivan Basso y al holandés Robert Gesink, sus compañeros del podio tras la eliminación de Cadel Evans, víctima de un pinchazo en el ascenso de Monachil y de Samuel Sánchez, que padeció en dicho puerto.
"Samu" le dejó 21 segundos a Valverde y Evans más de un minuto. Ambos fueron los perjudicados en la consideraba etapa monstruo de la Vuelta, jornada algo más animada que la precedente, pero que tampoco decidió el podio final a falta del tercer acto de la montaña andaluza en La Pandera.
Valverde, el gran beneficiado
Valverde sacó petróleo del pinchazo de Evans, su potencial enemigo número uno en caso de jugarse la Vuelta en la cronometrada final de Toledo. El murciano, que "no sabía que había pinchado Evans", celebró haberse "quitado de encima al australiano".
Así que el líder del Caisse D'Epargne dio un pequeño paso al frente, no definitivo, pues tiene a Gesink a 27 segundos y a Basso a 1.01. Lo que sí sabe el maillot oro es quienes van a ser sus rivales hasta Madrid. Evans pasó al cuarto puesto a 1.23, Samuel es quinto a 1.2 y Mosquera, otra vez el animador de la etapa sexto a 1.46.
La etapa más esperada de la presente edición se animó de inicio con una multitudinaria fuga de 30 corredores en la entraron, aparte de Moncoutiè, dos hombres del líder, "Purito" Rodríguez y David López, otro del Rabobank de Gesink, Juanma Gárate y alguno no muy lejano en la general, como Dani Navarro (Astana), a 3.2 del líder. Mala fuga para el Euskaltel, que tenía que defender la posición de Samuel Sánchez en la general.
Moncoutié, octavo en la general el año pasado y rey de la montaña, seleccionó la fuga a un grupo de tres en el Puerto de la Ragua, frontera entre las Alpujarras granadinas y almerienses. Con el se fueron el estonio Taaramae y el belga Moorenhout. El galo se dedicó a puntuar en cabeza todas las cimas de la etapa, una a una, por lo que renovará casi seguro el maillot morado de mejor escalador.
El ex cartero, un hombre tímido, alérgico al mal tiempo y a las carreteras mojadas, quiere dejar ya el ciclismo, así que actuó con una ambición marca de la casa que le puede permitir colgar a gusto la bicicleta. En Monachil puso los cimientos para repetir éxito en la Vuelta. Allí arrancó en solitario para sufrir los 8,6 de ascenso al 7,9 por ciento de media. Se tragó impasible las rampas del 16 %, luego aguantó el impulso del grupo de favoritos que volaba por detrás y se presentó en meta tan feliz para firmar su tercera victoria de la temporada y la decimosexta en su trayectoria profesional.
Monachil también fue el escenario de las escenas más interesantes entre la alta jerarquía. En la otra etapa, en la de verdad. El Liquigas de Basso tenía ganas de probar suerte y tensó la cadena. Enseguida sacaron conclusiones los chicos de la escuadra italiana, pues cedieron a las primeras de cambio Samuel Sánchez y el estadounidense Tom Danielson, que pasó del cuarto al noveno puesto de la general. Un buen trastazo para el estadounidense del Garmin.
Mientras Moncoutié hacía su trabajo, el grupo del líder fue recogiendo cadáveres de la fuga inicial. Por eso Valverde recibió la ayuda de "Purito" Rodríguez, y Gesink la de Juanma Gárate. A Basso le quedaba Kreuziger y a Mosquera David García Dapena. Los favoritos bien armados, menos Evans, siempre solo, sin compañeros al abrigo.
Precisamente Evans fue el primero en descolgarse, pero no por ataque alguno de sus rivales, sino por un inoportuno pinchazo, tremendamente inoportuno, en plena subida. La desgracia de uno fue el comienzo de la fiesta para otros. Valverde, Basso, Gesink y Mosquera no miraron atrás, para qué. Un enemigo menos.
Quedaba la subida a Sierra Nevada, el techo de la Vuelta, a 2.380 metros, con 16 kilómetros al 5,5 por ciento que ya picaban las piernas. Volvió a saltar tímidamente Basso, que tiene más ilusión y ambición que fuerza, sin ningún efecto. Y luego pasó a la carga Mosquera, con tiempo fresquito, como a él le gusta. El gallego despegó hasta en tres ocasiones, y a la tercera , a falta de dos kilómetros se emancipó, por fin.
Faltaba la pedrea de 8 segundos de bonificación. El único botín personal de la etapa reina. Ahí Valverde no tuvo que sudar tinta. Impuso su esprint final y recogió las migajas de una jornada que tampoco enamoró a nadie. El premio colectivo se lo repartieron entre los inquilinos del podio a costa de Evans. El pinchazo juntó voluntades y repartió alegrías. La más grande y gratificante para Moncoutié. El cartero siempre llama dos veces. Y ambas en las cumbres.
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