"La cobra" se disfrazó de su gran ídolo, su compatriota Marco Pantani, y reventó la etapa en el ascenso del Aspin con un arranque sin parangón desde los tiempos del "Pirata" o de Lance Armstrong, una explosión que mantuvo en el descenso hasta Bagneres de Bigorre, donde se presentó en campeón, espectacular, con un tiempo de 5h.39.28, con la firma puesta en su segunda etapa de la presente edición, después de que conquistara Super Besse, por delante de Valverde.
A sus 24 años se confirmó como uno de los corredores del futuro y metió miedo a sus rivales, que no pudieron aguantar el chaparrón de poderío del ciclista de Formigine (Módena). "Subiendo es espectacular y puede mantener la forma", decía en meta Eusebio Unzue, director del Caisse D'Epargne En meta aventajó en 1.04 al ruso Vladimir Efimkin (Ag2r) y en 1.17 al grupo de Evans, Valverde, Menchov, Sastre y del líder Kim Kirchen.
El luxemburgués mantuvo el jersey amarillo. El australiano Cadel Evans le sigue a 6 segundos y tercero es el estadounidense Christian Vandevelde a 44. El ruso Denis Menchov mantuvo la quinta plaza a 1.03 y Alejandro Valverde la sexta a 1.12. Dentro del top ten están Oscar Pereiro, octavo a 1.21, Samuel Sánchez noveno a 1.27 y Carlos Sastre décimo a 1.34
La primera cita pirenaica sirvió para recuperar el espectáculo con las habilidades de Riccó en la escalada, lo que intimidó a los favoritos, que no se pusieron de acuerdo para reducir la fuga del italiano. Salvaron el día sin desastre alguno, pero en el Hautacam se teme otra demostración de "la cobra", segundo en el pasado Giro.
El primer puerto ilustre, el Peyresourde, ya escalado en la primera etapa de montaña del Tour en 1910, junto al Aspin, tuvo como principal novedad la caída de Cadel Evans justo al comienzo de la cuesta. Susto tremendo para el favorito número uno, quien que perdió la edición de 2007 en este escenario, según comentó. Heridas de "chapa y pintura" que le obligaron a visitar al médico, pero pudo seguir el plácido ascenso al ritmo que marcaba el Euskaltel, con todos los gallos bien atentos en las primeras posiciones.
El alemán Sebastian Lang (Gerolsteoiner), tuvo el honor de pasar al frente por el Peyresourde (1a, 13,3 kms al 7,1 por ciento), destacado por delante del bielorruso del Liquigas Kuschynski. A 3.40 minutos cruzó el francés Nicolas Jalabert y a 4.50 David de la Fuente, con su flamante maillot de puntos. El grupo de favoritos, muy numeroso, lo hizo a 5.30 encabezado por Luis León Sánchez. Ninguna maniobra ofensiva entre los ilustres, ni un tirón incómodo para nadie.
Del Peyresourde al Aspin, de la noche al día. Cambio radical en la película de la etapa. "La cobra" Riccó tanteó al personal a 6 kilómetros de la cima y frenó, luego le imitó Pereiro y el suizo Kreuziger. Fuegos de artificio en el grupo de la jerarquía. Dos kilómetros más tarde de nuevo el italiano del Saunier entró en escena y comenzó la función.
Riccó desempolvó entonces el espíritu de Marco Pantani, su gran ídolo. Un ataque fulminante, innegociable, que dejó plantados a todos los favoritos, y se marchó en busca de la cima, disparado, intratable. Un baile armonioso encima de la bicicleta, como una cobra encantada al toque de la música, una levitación que le permitió adelantar a todos los grupos intermedios y rebasar a Lang, que aguantaba solo en cabeza.
El italiano pasó al alemán como un tiro y culminó solo, con el grupo del maillot amarillo Kim Kirchen, Valverde, Menchov, Evans, Sastre y compañía a 1.18. La maniobra del discípulo de Matxín obligó a trabajar a destajo al Caisse D'Epargne, con Luis León Sánchez en su mejor faceta de rodador, como cuando ganó en Aurillac.
Por delante un descenso de 26 kilómetros en picado hasta Bagneres de Bigorre, localidad donde ganó el abulense Julio Jiménez en 1965. Todos contra uno, y Riccó contra todos, un joven que, posiblemente, sea el mejor escalador del mundo junto a Alberto Contador. Y Riccó tan tranquilo, fiel a su filosofía de descaro y osadía.
La joya del ciclismo italiano, que sueña con ganar en Alpe D'Huez, terminó la lección y se llevó la matricula de honor. Un corredor convencido de que es el mejor, de carácter retador, un líder fuera de la carretera. "Riccó es Riccó y le quieres o le odias", dice su director, Josean Fernández Matxín. Pantani tuvo un homenaje, su recuerdo se presentó en el Tour, algunos años después. Mañana se disputa la etapa reina pirenaica, la décima del Tour entre Pau y Hautacam, de 154 kms, con final en el alto que conquistó Javier Otxoa en 2000. Antes de afrontar los 14,2 kilómetros hasta la cima de dicho puerto, el mítico Tourmalet servirá de aperitivo, con su interminable ascenso de 17,7 kms al 7,5 por ciento.
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