Boonen, que ya se lució en la sexta etapa con su triunfo en Bourg en Bresse, no admitió apuestas en una interminable recta de 1.700 metros. Su equipo le llevó hasta el cartel de 400 metros y allí apareció con su enorme figura para despegar volando hasta la meta, donde marcó un tiempo de 4h.25.32, el mismo que los favoritos, que salvaron la jornada laboral en las mismas posiciones.
El campeón del mundo en Madrid 2005, año dorado para Boonen, en el que se apuntó la París-Roubaix y la Vuelta a Flandes, ya tiene 6 etapas en el Tour y va encaminado a quedarse hasta París el maillot verde de la presente edición. Está en forma y así no hay quien lo pare. Va lanzado a alcanzar los objetivos que se marcó en la salida de Londres.
A una media de 40 kms por hora, la jerarquía del Tour rodó pensando en la cronometrada del sábado. Y salvó el día con las mismas posiciones en la general. Rasmussen, que contó con el apoyo del Tour antes de la salida en su litigio con la Federación de su país, conservó el liderato con 2.30 minutos sobre Alejandro Valverde (Caisse D'Epargne) e Iban Mayo (Saunier). Contador, Sastre y Astarloza retaran al crono dentro del top ten.
La etapa nació nerviosa, aparte del caso Rasmussen, entre constantes ataques e intentos de fuga. Solo cuajó, hasta que quiso el pelotón, la que protagonizaron el español Amets Txurruka, del Euskaltel, debutante en el Tour a sus 24 años y el francés Pierrick Fedrigo, más veterano, con cinco participación y una etapa ganada en Gap en 2006.
Juntos viajaron por el terreno ondulado del Midi francés, donde esta vez las nubes estaban apagadas con ambiente de bochorno. En el km 90 marcaron la máxima diferencia de 11.20 minutos, después de superar 2 cotas de cuarta categoría. El pelotón despertó en este punto con el impulso del Liquigas de Pozzato.
Txurruka llevó la voz cantante en el Col de Geante (2a) con un ascenso de 10 kms al 6,1 por ciento. Fedrigo se hizo el remolón ente el esfuerzo del ciclista vasco, que coronó en cabeza con 5 minutos de adelanto sobre el grupo de los favoritos. El Caisse D'Epargne, Astana y CSC se asomaron al frente para evitar sorpresas en un puerto más difícil de lo que aparentaba, cuya cima aún se encontraba a 48 kms de Castres.
El sueño de Amets y su socio Fedrigo se acabó cuando apenas estaban pasando por el banderín de un kilómetro para meta. La valentía de aguantar más de 125 kms en fuga le supuso a Txurruka el premio del día a la combatividad. Un recuerdo de aquel día que acaparó muchos minutos de pantalla, para satisfacción de su equipo.
El Quick Step, con 4 hombres afilados en vanguardia les pasó como si se tratara de señales de tráfico, a toda máquina. El esprint era muy largo, el impulso aún mayo. Y entre los elegidos, una vez más el mejor fue Boonen, ídolo y símbolo del ciclismo en su país. Su sueño será recorrer los Campos Elíseos de París con el jersey verde, y si es con una victoria, mejor, como ya hizo en 2004.
La contrarreloj de Albi, con un recorrido de 54 kilómetros exigentes en los que se incluye una cota de cuarta categoría, empezará a aclarar algunos puestos entre los favoritos. La primera de las grandes citas antes de los Pirineos.
El campeón del mundo en Madrid 2005, año dorado para Boonen, en el que se apuntó la París-Roubaix y la Vuelta a Flandes, ya tiene 6 etapas en el Tour y va encaminado a quedarse hasta París el maillot verde de la presente edición. Está en forma y así no hay quien lo pare. Va lanzado a alcanzar los objetivos que se marcó en la salida de Londres.
A una media de 40 kms por hora, la jerarquía del Tour rodó pensando en la cronometrada del sábado. Y salvó el día con las mismas posiciones en la general. Rasmussen, que contó con el apoyo del Tour antes de la salida en su litigio con la Federación de su país, conservó el liderato con 2.30 minutos sobre Alejandro Valverde (Caisse D'Epargne) e Iban Mayo (Saunier). Contador, Sastre y Astarloza retaran al crono dentro del top ten.
La etapa nació nerviosa, aparte del caso Rasmussen, entre constantes ataques e intentos de fuga. Solo cuajó, hasta que quiso el pelotón, la que protagonizaron el español Amets Txurruka, del Euskaltel, debutante en el Tour a sus 24 años y el francés Pierrick Fedrigo, más veterano, con cinco participación y una etapa ganada en Gap en 2006.
Juntos viajaron por el terreno ondulado del Midi francés, donde esta vez las nubes estaban apagadas con ambiente de bochorno. En el km 90 marcaron la máxima diferencia de 11.20 minutos, después de superar 2 cotas de cuarta categoría. El pelotón despertó en este punto con el impulso del Liquigas de Pozzato.
Txurruka llevó la voz cantante en el Col de Geante (2a) con un ascenso de 10 kms al 6,1 por ciento. Fedrigo se hizo el remolón ente el esfuerzo del ciclista vasco, que coronó en cabeza con 5 minutos de adelanto sobre el grupo de los favoritos. El Caisse D'Epargne, Astana y CSC se asomaron al frente para evitar sorpresas en un puerto más difícil de lo que aparentaba, cuya cima aún se encontraba a 48 kms de Castres.
El sueño de Amets y su socio Fedrigo se acabó cuando apenas estaban pasando por el banderín de un kilómetro para meta. La valentía de aguantar más de 125 kms en fuga le supuso a Txurruka el premio del día a la combatividad. Un recuerdo de aquel día que acaparó muchos minutos de pantalla, para satisfacción de su equipo.
El Quick Step, con 4 hombres afilados en vanguardia les pasó como si se tratara de señales de tráfico, a toda máquina. El esprint era muy largo, el impulso aún mayo. Y entre los elegidos, una vez más el mejor fue Boonen, ídolo y símbolo del ciclismo en su país. Su sueño será recorrer los Campos Elíseos de París con el jersey verde, y si es con una victoria, mejor, como ya hizo en 2004.
La contrarreloj de Albi, con un recorrido de 54 kilómetros exigentes en los que se incluye una cota de cuarta categoría, empezará a aclarar algunos puestos entre los favoritos. La primera de las grandes citas antes de los Pirineos.
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