viernes, 25 de julio de 2008

La rabia de Barredo no puede con Burghardt en el Tour


El alemán Marcus Burghardt, del Columbia, ganó el pulso en un esprint entre dos al español Carlos Barredo (Quick Step) y estrenó su palmarés del Tour en la decimoctava etapa disputada entre Bourg D'Oisans y Saint Etienne, de 196,5 kilómetros, en la que Carlos Sastre mantuvo sin dificultad el maillot amarillo en una jornada pura transición.

El joven Burghardt, un gigante alemán de 25 años y 1,89 metros de estatura, se presentó en la alta sociedad del ciclismo en 2007 con el triunfo en la Gante Wevelgem. Sólo tuvo que llegar a la recta de llegada junto a Barredo para imponerse fácilmente por velocidad, con un tiempo de 4h.30.21, a un promedio de 43,6 kms/hora.

El dúo hispano-alemán, escapado desde el descenso del Col de Parmenie (3a) pasado el kilómetro 78, llegó a meta con 3.30 minutos sobre un trío compuesto por los franceses Le Mevel, Feillu y el español Mikel Astarloza (Euskaltel), que no encontraron la manera de enlazar con los fugados. El pelotón con el líder Carlos Sastre y el resto de nombres ilustre llegó a 6.50 minutos con Oscar Freire al mando.

Después de la tempestad en la inolvidable etapa de L'Alpe D'Huez llegó la calma en una jornada de trámite para Sastre. El líder del CSC hubo de luchar en el hotel para conciliar el sueño, abrazado a su maillot amarillo, pero en carrera pasó "un día especial", con la mente puesta en el sábado, en un trayecto de 52 kilómetros contrarreloj que le puede dar la gloria absoluta. "Le vamos a hacer volar", aseguró el 'manager' de su equipo, el danés Bjarne Riis.

Mientras prepara el vuelo rasante, las quinielas se disparan. ¿Será capaz Sastre de hacer valer una renta de 1.34 minutos sobre el australiano Cadel Evans?. Esta es la pregunta que flota en el Tour, el debate permanente. Mientras se despeja la incógnita, el madrileño afincado en El Barraco viste de amarillo líder, con 1.24 sobre su compañero Frank Schleck y 1.33 respecto al austríaco Bernhard Kohl, ahora los inquilinos del podio.

Pero el enemigo a batir es el cuarto, Evans, "con buenas sensaciones en las piernas" para superar a Sastre. Denis Menchov se mantuvo quinto, un tanto desmoralizado a 2.39. Alejandro Valverde y Samuel Sánchez conservaron el séptimo y octavo lugares respectivamente.

Todo en el Tour gira en torno al reloj, pero aún quedan muchos intereses por defender. Por lo tanto, la lucha sigue, con actores secundarios, esos que buscan justificar una temporada o incluso una vida profesional con un triunfo en la 'Grande Boucle'.

Después de varios intentos de fuga, saltó del grupo en el kilómetro 72 el asturiano Carlos Barredo, ya recuperado de sus problemas de salud que le torturaron en la primera semana. Pasó en cabeza el Col de Parmenie (3a) y en el descenso se le pegó como una lapa un compañero duro de roer, el alemán Marcus Burghardt, el ganador de la Gante-Wevelgem en 2007.

Por detrás el decorado presentaba tres hombres intercalados, el español Mikel Astarloza (Euskaltel) y los franceses Le Mével y Feillu. El pelotón principal ya se había planteado la etapa como una excursión y pasó a 10 minutos por el puerto. "Hay que ser inteligente y guardar fuerzas", explicó Sastre al final.

Después de superar la Croix de Montvieux (2a) y la Cota de Sorbiers (4a), Barredo y Burghardt mantuvieron la renta. A 10 kilómetros de meta empezaron a jugar al ratón y al gato. El alemán, según el español, "se dedicó a hacer relevos de mentira", por lo que Barredo trató de soltarle de rueda en repetidas ocasiones, pero no hubo manera.

La victoria era cosa de dos. Miradas, tanteos, tirones en el momento de la verdad. Ya en la recta arrancó Barredo, pero el alemán respondió con una potencia descomunal. Nada que hacer. "Este no es mi Tour ni el de mi equipo", se lamentó el corredor español. Burghardt levantó los brazos eufórico en la ciudad donde despegó como futbolista el legendario Michel Platini, actual presidente de la UEFA, un símbolo en Saint Etienne.

Mañana de disputa la decimonovena etapa entre Roanne y Montlucon, de 165 kilómetros, con perfil ondulado. Jornada marcada para larga fuga y descanso de los que se van a jugar el Tour un día después en la modalidad de contrarreloj individual.

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