sábado, 8 de septiembre de 2007

Zabel gana en Zaragoza sin que Freire entrase en el sprint

Erik Zabel, uno de los corredores más veteranos del pelotón mundial con 37 años, se ha adjudicado la séptima etapa de la Vuelta, en una jornada marcada una caída a dos kilómetros de meta que redujo el esprint a diez corredores. El corredor del Milram se salvó de la quema en una rotonda en obras, lo mismo que Freire, solo que el español se tomó la jornada con tranquilidad y se puso en el furgón de cola fuera de riesgos, y acertó, una vez más, en su planteamiento.

Zabel ganó su octava etapa en la Vuelta por delante del australiano Allan Davis (Discovery), el primero en atacar, y del italiano Paolo Bettini (Quick Step), siempre merodeando entre los grandes. Koldo Fernández (Euskaltel), cuarto, volvió a meterse en el "lío", como el español Luis León Sánchez (Caisse D'Epargne), que fue noveno. Los Petacchi, Boonen, Bennati y resto de guepardos, bastante tuvieron con no verse involucrados en la ensalada de golpes.

Con todo, el líder, Vladimir Efinkin, se presentará en la contrarreloj de Zaragoza como tenía previsto, con Denis Menchov (Rabobank) y Carlos Sastre (CSC) a 1.06 minutos.


La séptima etapa era un recorrido de transición, que se ha visto alterado por un par de caídas y la escapada tradicional del día. Los aventureros hoy fueron Raúl García de Mateos (Relax) y Jesús Rosendo Prado (Andalucía), quienes apenas esperaron al banderazo de salida para salir disparados hacia las ventosas llanuras riojanas y aragonesas, donde el cierzo esperaba como una obsesión que tarde o temprano se iba a presentar. En el pelotón, mientras tanto, el miedo a los abanicos era patente y, por ello, hasta el más tranquilo pedaleaba con las orejas tiesas.

Rosendo, debutante en el escenario profesional, y García de Mateo, con tres años de experiencia en el circuito, marcaron el paso a su antojo. Llegaron las diferencias hasta los 9:15 minutos en el sprint intermedio de Cervera del Río Alhama.

El viento de costado se convirtió en favorable a 50 kms de meta y ahí comenzó a desaparecer cualquier atisbo de milagro para los fugados. El pelotón, comandado por Milram metió el turbo y la etapa se convirtió en una persecución de 181 contra 2. En ese momento se produjo la primera caída masiva del día, con varios heridos de consideración, como el belga Roesems (Predictor), evacuado en ambulancia.

No hizo falta buscar respuestas en el viento. No hubo gesta. El pelotón cazó a los valientes a 8 kms del Paseo de la Independencia de Zaragoza, en pleno centro de la capital maña, por la ambición de los esprinters, en cuya lista había muchas cuentas pendientes. A apenas 2000 metros de meta se produjo otra montonera que desmontó el espectáculo previsto para convertirse en un esprint en familia con apenas diez corredores. Freire quedó cortado, como Boonen, como Petacchi. Las obras modificaron el escenario previsto por la organización, que pidió disculpas por no haber avisado de esta circunstancia.

Los supervivientes del accidente se midieron en una recta de llegada en la que, como siempre, el australiano Allan Davis lanzó el primer latigazo, pero Erik Zabel metió la rueda en el último milímetro. Así lo desveló la foto de llegada, en la que no quiso entrar Freire. "Si vas detrás no hay caídas", dijo el español en su "jornada de descanso".

La octava etapa de la Vuelta se disputa en la modalidad de contrarreloj individual con un recorrido de 52,2 kilómetros entre Cariñena y Zaragoza. Un perfil claramente descendente que permitirá volar a los corredores. Si además sopla el viento a favor la media de velocidad puede ser espectacular. Un examen para probar la solidez del líder.

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