viernes, 13 de julio de 2007

Boonen vence por primera vez este año en el tour

Tom Boonen terminó con una sequía de dos años en el Tour de Francia al apuntarse la sexta etapa, disputada entre Semur en Auxois y Bourg en Bresse, por delante de Óscar Freire. Tras ella, el suizo Fabian Cancellara confirmó que se presentará de amarillo a los Alpes mientras que los favoritos pasaron un día tranquilo.

Boonen, el gigante belga que se quedó con la miel en los labios en Gante ante su compañero y amigo Gert Steegmans, recuperó su mejor nivel y logró la quinta victoria de etapa de su palmarés en la Grande Boucle. La última se produjo en Tours, en 2005, el mismo año proclamó Campeón del Mundo en Madrid.

A sus 26 años, superó en un apretado y peligroso esprint a Freire, otra vez segundo. La tercera plaza fue para el alemán Erik Zabel, con el mismo tiempo que el vencedor, es decir, 5h.20.59, a una media de 37,29 por hora, lo que indica que la prisa no fue el denominador común de la etapa previa de los Alpes.

El doble vencedor de la Vuelta a Flandes (2005 y 2006) y de la París-Roubaix (2005), ganó sin poder efectuar el cambio en su bicicleta por un roce de un rival en la rueda a falta de 1,5 kms de meta. Se sobrepuso al percance para apuntarse el éxito número 66 desde su debut profesional en 2002.

En la general no hubo cambios y Cancellara (CSC) firmó la primera semana de amarillo. Este sábado, en los Alpes, se despedirá de la prenda, pero que le quiten lo bailado al campeón del mundo contrarreloj. Segundo se mantuvo, con fisura de coxis incluida, el alemán Andreas Kloden (Astana), a 33 segundos y tercero el italiano Filippo Pozzato (Liquigas) a 35.

Así se cerró un día de abundante crema solar y relajado para los heridos, para el líder, para los favoritos, que a partir de ahora tendrán que salir a escena.

Cuando el pelotón aún no había terminado con los saludos matinales de rigor, el británico Bradley Wiggins (Cofidis), campeón olímpico y mundial de persecución, salió disparado como si se hallara en sus velódromos de la gloria. El pelotón le despidió con una sonrisa bajo el tórrido sol de la región vecina de los Alpes. El inglés, frustrado en el prólogo de Londres por no haber sido profeta en su tierra, marcó una ventaja de 17.30 minutos en el km 57.

Demasiada desidia, debieron pensar los componentes del maltrecho colectivo, entre vendajes, puntos de sutura y gestos contraídos por los efectos de las caídas de la jornada precedente. Así que los hombres del líder Cancellara y del español Carlos Sastre se animaron junto a los del Quick Step de Boonen a dar pedales con ganas. Los chicos del Astana llevaban a Vinokourov y Kloden en butaca, aislados de posibles peligros.

Cuando la caza estaba cantada se produjo un repunte en el que Wiggins, en su solitaria contrarreloj, aumentó la renta de 3.15 a 4.25 al paso de la Cota de Brancion (4a, km 138). Pero se trataba de un espejismo porque no tardó en reactivarse la operación de búsqueda y captura del pundonoroso Wiggins. El punto de mira se situó en torno al minuto y medio antes del asalto final.

El impulso del Credit Agricole, el Milram de Zabel, el Quick Step y el Gerolsteiner de Forsters y Haussler acabaron con las ilusiones del kamikaze del Cofidis, perdido en el mar anónimo de bicicletas a falta de 8 kms de Bourg en Bresse, completamente "tostado" después de un viaje interminable de 189 kms, con el asfalto como único aliado.

Borrón y cuenta nueva. El pelotón se volvió loco, con el Rabobank y el Gerolsteiner disputando el dominio en cabeza. El Quick Step, que tenía deudas pendientes con su líder quemó las naves en el último kilómetros. A 200 metros Freire quedó encerrado después de seguir las eses de Boonen, y el belga arrancó como en sus mejores tardes para, por fin, quitarse un enorme peso de encima. Recuperó la autoestima y podrá seguir soñando con el maillot verde. Ganó un campeón.

El Tour entra en los Alpes con la disputa de la séptima etapa entre Bourg en Bresse y Le Grand Bornand, de 197 kms. El Col de La Colombiere, con la cima a 14 kms de meta, marcará la clave de la jornada, en la que los escaladores tomarán posiciones. Se trata del primer gran puerto del Tour'07, con un ascenso de 16 kms al 6,7 por ciento de pendiente media.

Tras ganar al esprint en la sexta jornada de la ronda gala, el belga ha querido olvidar su pasado más cercano: "El año pasado fue negro, pero fue por mala suerte. Ahora, cuando no gano, afronto las cosas de otra forma, más clamado y relajado. Sabía que la buena suerte volvería y, a partir de ahora, el viernes 13 será un día de buena suerte".

El belga de Quick Step indicó que la victoria se debió a que encontró "el buen carril" a la hora de afrontar el esprint final.

Así lo ha analizado el ciclista: "No ha sido un sprint diferente a los de otros días, pero he visto el buen pasillo. Freire ha tratado de adelantarme pero he sido fuerte. Creo que he hecho un buen sprint".

El belga también tratará de conservar el maillot de la regularidad: "Voy a tratar de mantener el jersey verde hasta París, aunque sé que no será fácil. Mi principal rival será (Erik) Zabel, así que voy a tratar de competir con él".

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